El popper, que es un solvente aromático, está constituido por nitritos de amilo, butilo o isobutilo.
Estas sustancias son vasodilatadores potentes, que relajan el músculo liso; cuando esto ocurre la circulación cerebral aumenta, lo que genera una sensación euforizante, muy similar a la que causan las anfetaminas.
También promueven un aumento del flujo sanguíneo en el área genital, lo que incrementa las erecciones y la sensibilidad. Tienen una duración corta en el cuerpo, alrededor de dos a tres minutos.
Los nitritos son comúnmente usados para limpiar cabezas de equipos de video, de algunas piezas de computador y de cuero, e incluso es utilizado como aromatizante (por eso no se someten a pruebas de seguridad en humano).
Químicamente, los nitritos son similares a los utilizados para tratar anginas de pecho. Cuando se mezclan con otros vasodilatadores, entre los que se cuentan los medicamentos para la disfunción eréctil, pueden ser graves: aumenta peligrosamente la dilatación de los vasos, la presión arterial cae, el corazón puede fibrilar, las arterias del cerebro pueden dejar salir líquido, produciendo edema cerebral, y aumenta la tensión dentro del cráneo con progresiones irreparables.
Mezclado es más peligroso
El popper no es una sustancia inocua, así que su consumo no es válido en ningún caso. El consumo crónico genera tolerancia y dependencia. Estos son sus efectos al mezclarse con:
Anfetaminas: potencia los efectos euforizantes y promueve lesiones en los tejidos neuronales irreparables.
Alcohol: en un comienzo eleva el componente estimulante, pero en la fase depresora del efecto alcohólico puede llevar a riesgos por alteraciones serias en la conducta.
Benzodiazepinas como el valium: potencia la pérdida de contacto con la realidad.
Cocaína: aumenta los efectos de vasodilatación y las acciones negativas a nivel del sistema nervioso.